Don Quijote y Sancho, Antonio Saura |
Mi entrañable señor Cervantes*
por Jorge Luis Borges
“[...] Creo que todos nosotros creemos en Alonso
Quijano. Y, por raro que parezca, creemos en él desde el primer momento en que
nos es presentado. Es decir, desde la primera página del primer capítulo. Y sin
embargo, cuando Cervantes lo presentó ante nosotros, supongo que sabía muy poco
de él. Cervantes debe haber sabido tan poco como nosotros. Debe haber pensado
en él como héroe, o como el eje de una novela de humor, pero no se ve ningún
intento de entrar en lo que podríamos llamar su psicología. Por ejemplo, si
otro escritor hubiera tomado el tema de Alonso Quijano, o de cómo Alonso
Quijano se volvió loco por leer demasiado, hubiera entrado en detalles acerca
de su locura. Nos hubiera mostrado el lento oscurecimiento de su razón. Nos
hubiera mostrado cómo todo empezó con una alucinación, cómo al principio jugó
con la idea de ser un caballero errante, cómo por fin se lo tomó en serio, y
tal vez todo eso no le hubiera servido de nada a ese escritor. Pero Cervantes
meramente nos dice que se volvió loco. Y nosotros le creemos.
[...] Y, a pesar de los muchos infortunios de Don Quijote, el libro nos da como sentimiento final la felicidad. Y sé que seguirá dándoles felicidad a los hombres. Y para repetir una frase trillada y famosa, pero por supuesto todas las expresiones famosas se vuelven trilladas: «Algo bello es una dicha eterna». Y de algún modo Don Quijote -más allá del hecho de que nos hemos puesto un poco mórbidos, de que todos hemos sido sentimentales con respecto a él- es esencialmente una causa de dicha. Siempre pienso que una de las cosas felices que me han ocurrido en la vida es haber conocido a Don Quijote.”
[...] Y, a pesar de los muchos infortunios de Don Quijote, el libro nos da como sentimiento final la felicidad. Y sé que seguirá dándoles felicidad a los hombres. Y para repetir una frase trillada y famosa, pero por supuesto todas las expresiones famosas se vuelven trilladas: «Algo bello es una dicha eterna». Y de algún modo Don Quijote -más allá del hecho de que nos hemos puesto un poco mórbidos, de que todos hemos sido sentimentales con respecto a él- es esencialmente una causa de dicha. Siempre pienso que una de las cosas felices que me han ocurrido en la vida es haber conocido a Don Quijote.”
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* En 1968 Jorge Luis Borges pronunció en inglés esta conferencia
sobre el Quijote en la Universidad de Texas. El texto fue recobrado por Julio
Ortega y Richard Gordon e incluído en un número monográfico de la revista
estadounidense Inti. Esta traducción fue publicada por la revista española
Letra Internacional.
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